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Los Pumas y un aprendizaje eterno

martes, 22 de octubre de 2013 0 comentarios

La Columna de Sebastián PerassoUna vez finalizada la participacion de los Pumas en el Rugby Championship, Sebastián Perasso, realiza algunas reflexiones más serenas sobre el desempeño de la selección nacional de rugby.

Algunas semanas atrás culminó la segunda participación de Los Pumas en Rugby Championship. Ya más sereno para el análisis y menos pasional, es oportuno dejar algunas reflexiones sobre la actuación argentina. El desempeño de Los Pumas tuvo dos caras muy distintas. Al comienzo y al final del torneo Los Pumas se alejaron de su libreto histórico y fueron un equipo endeble y desconocido.

En el medio de la competencia, lo más importante fue que Los Pumas volvieron ser Pumas. Y dentro de ese contexto, cuando derrochan coraje y entrega, cuando ventilan orgullo y nos movilizan, logran generar el respeto de todo el mundo del rugby. Con esa locura para defender que solo Los Pumas tienen, recompusieron sus fortalezas históricas y construyeron actuaciones positivas.

Siempre es bueno acercarse a la esencia y reconstruir su propia identidad.

En un rugby en continua evolución es lógico que el conjunto argentino quiera incorporar cosas a su juego. Sin embargo, siempre debemos tener en claro nuestras propias raíces.

En algunos pasajes del torneo, posiblemente “las banderas” del rugby argentino hayan sido descuidadas. Surge entonces la imperiosa necesidad de restablecer las fortalezas perdidas.

Para aquellos impacientes de logros deportivos siempre es valioso repasar el pasado porque indudablemente para saber “quienes somos” debemos saber “de donde venimos”.

En ese sentido, nuestros Pumas tienen una larga historia detrás. Una historia plagada de dificultades y contrariedades a cada paso.

En el Rugby Argentino cada logro ha costado mucho, ha sido fruto de grandes dosis de fanatismo, tiempo y esfuerzo. Y el Rugby Championship no será la excepción.

Los Pumas debieron esperar 26 años para ganar su primer encuentro internacional. Fue el 20 de Septiembre de 1936 frente a Chile por 29 a 0.

Todo les costó una enormidad. A modo de ejemplo solo lograron marcar 9 tantos en sus primeros 8 encuentros, lo que muestra a las claras que al comienzo contaban con un poder ofensivo raquítico.

Debieron pasar más de cuatro décadas para que recién el 24 de Agosto de 1952 no se fuera derrotada por un visitante extranjero en el un test match. Fue en el empate frente a Irlanda en tres tantos.

Pasaron más de 60 años desde su debut para que el equipo argentino lograra su primera victoria en una serie internacional. (8 a 3 y 6 a 3 frente a Irlanda) y casi 70 años para que obtengan su primera victoria como visitante ante un seleccionado extranjero.

Fue en 1979 al derrotar a Australia por 18 a 3 en Brisbane…

Es momento de reflexionar y sobre todo de conservar la paciencia. Como vemos, nada se ha conseguido de manera sencilla y sin esfuerzo.

Desde 1910 hasta la fecha han disputado 393 partidos contra seleccionados internacionales.

Han ganado, empatado y perdido muchas veces; han conseguido victorias épicas y también derrotas abultadas. No obstante, siempre izaron las banderas del tackle y el scrum como estandarte.

Ese ADN no surge de manera casual, sino como consecuencia del marco histórico en el que creció el rugby argentino.

Lo he mencionado en alguna oportunidad pero vale refrescarlo. Ante la dificultad de prevalecer ante los grandes equipos, Los Pumas debieron apelar a sus propias armas. Los contrarios lo superaban en destrezas y en potencia física, por lo que el conjunto argentino debió recurrir a un scrum dominante y a un tackle fulminante para detener tanta superioridad. De allí que esas fortalezas de nuestro rugby son innegociables.

Por otra parte una obviedad. Resulta una utopía que el equipo argentino pretenda prevalecer sino se hace fuerte en la defensa y en el juego agrupado.

El equipo argentino tiene una “nave insignia” que lo identifica, una “bandera” que sirve de sustento y orgullo propio y de preocupación ajena. La defensa y el scrum son nuestras armas. Allí están nuestras fortalezas. Allí surge el deber de preservarlas.

Por último, una reflexión que nos acerca a nuestra identidad. Si Los Pumas fueron invitados a disputar el Rugby Championship no fue por sus destrezas ni por su juego dinámico, sino porque su característico juego batallador podía poner en aprietos a cualquiera, incluso tratándose de los tres mejores equipos del mundo.

La competencia siempre necesita enriquecerse de la bravura de Los Pumas. Ése es el valor agregado que el torneo necesita.

Decía Diego Pacheco que “la vida es un aprendizaje eterno y de todo hay que tomar apuntes”. Capitalizar una experiencia dolorosa es el desafío. Los Pumas tienen la determinación y el coraje para no claudicar. La revancha esta asegurada.

Por Sebastián Perasso para Norte Rugby.

Errores propios y aciertos ajenos

jueves, 10 de octubre de 2013 0 comentarios

Errores propios y aciertos ajenos, por Sebastián PerassoEl cierre de Los Pumas en el Rugby Championship, ante Australia en Rosario, dejó mucha tela para cortar. Por eso Sebastián Perasso pone la lupa en el rendimiento argentino en la despedida ante los Wallabies.

La derrota de Los Pumas frente a los Wallabies por 54 a 17 desnudo errores propios y aciertos ajenos.

Australia venía de actuaciones decepcionantes e impropias de su envergadura deportiva. Sin embargo, en el momento menos propicio para nuestros Pumas, los Wallabies volvieron a ser Wallabies y en ese contexto desplegaron un rugby de fases, muy dinámico, lleno de destrezas y variantes.

Australia volvió a ser un equipo reconocible, admirado por todo el mundo del rugby, bicampeón mundial y que lleva en sus entrañas los secretos para poder vencer a los All Blacks en más ocasiones que ningún otro. En 40 oportunidades derrotaron a los hombres de negro. Un dato de enorme valía para medir la estatura deportiva del equipo australiano.

Los Pumas, en tanto, fueron un equipo endeble desde el comienzo. El marco de público y el efecto de la localía, lejos de blindar al equipo y de aportar soluciones, solo desnudó falencias, complejos e inseguridades.

Cuando no juegan con sus armas históricas, cualquier plan de juego se desvanece. Cuando el equipo argentino pierde su locura por defender y no hace del tackle su bandera, se suele mostrar aturdido y lejos de su mejor versión.

Para un team que basa su juego en la defensa, los 18 tackles errados y los 7 tries en contra no hacen más que atentar contra la esencia misma del equipo. No obstante, la tristeza del final y una victoria que se empeña en hacerse esperar, bien vale un manto de realismo que emerge de nuestra propia historia.

A Los Pumas nada les ha resultado sencillo y ello es un dato que no debemos ignorar. Si urgamos en su historia, desde su debut el 12 de Junio de 1910 debieron pasar más de 4 décadas para que recién el 24 de Agosto de 1952 la Argentina no se fuera derrotada por un visitante extranjero en un test match. Fue en el empate frente a Irlanda en tres tantos.

Debieron pasar más de 60 años desde su debut para que el equipo argentino lograra su primera victoria en una serie internacional. (8 a 3 y 6 a 3 frente a Irlanda) y casi 70 años para que Los Pumas obtengan su primera victoria como visitante ante un seleccionado extranjero. Fue en 1979 al derrotar a Australia por 18 a 3 en Brisbane.

En el contexto mundialista Los Pumas también saben de contrariedades. Debieron esperar hasta el cuarto mundial disputado en 1999 para pasar la primera ronda y hasta la sexta Copa del Mundo para conseguir un podio mundialista…

Es momento de reflexionar y sobre todo de conservar la paciencia. Como vemos, nada se ha conseguido de manera sencilla y sin esfuerzo. Por ello, Los Pumas han forjado el carácter en la adversidad. De allí su espíritu inclaudicable.

“Lo que no te mata te fortalece”, dice el refrán. Y nuestros Pumas saben que el esfuerzo es el mejor camino para llegar al éxito. Manos a la obra.

Por Sebastián Perasso para Norte Rugby.

Momento de reflexión

jueves, 4 de julio de 2013 0 comentarios

Sebastián Perasso analiza la actualidad de todos los seleccionados argentinos.

Como nunca antes, nuestro rugby cuenta con más ingresos y una mayor organización y planificación.

La arcas de la UAR destinan al alto rendimiento sumas de dinero realmente impensadas hasta hace poco tiempo atrás. No obstante, el juego y los resultados de los diferentes representativos nacionales no han cubierto las expectativas de la mayoría. Para graficar lo antedicho bien vale un pequeño repaso.

Nuestros Pampas cayeron en cuartos de final frente a los Steval Pumas por 44 a 37 y se despidieron del torneo con una actuación con sabor a poco. El equipo mostró el espíritu ofensivo que lo identifica y practicó un rugby de muchas fases, pero sucumbió en la faz defensiva desnudando grandes fallas tanto individuales como colectivas. En ningún partido logró conservar su ingoal invicto y recibió 210 puntos en contra (26,25 puntos de promedio) y 30 tries (3,75 tries de promedio).

Los Pumas, por su parte, cerraron la ventana de junio descuidando las bases del rugby argentino y demostrando que sin buenos inicios del juego y sin su característico tackle, es imposible acercarse a actuaciones convincentes.

El equipo de seven, en tanto, también dejó muchas dudas e interrogantes. La derrota frente a Samoa en la semifinal de la Copa de Plata puso punto final a su participación en el Mundial de la categoría en Rusia. Un desempeño poco acorde con las expectativas previas teniendo en cuenta la exhaustiva preparación del equipo en Pensacola.

Quedó demostrado una vez más que el mejor acondicionamiento físico sucumbe y se desvanece si prevalecen los arrestos individuales por sobre un ataque organizado.

El equipo argentino lució apresurado y errático en muchos pasajes y en un juego como el del seven (de mucho espacio pero poco tiempo), está claro que un conjunto descontrolado está muy lejos de acercarse a su mejor versión.

La única excepción a esta cadena de sinsabores estuvo a cargo de Los Pumitas, porque mas allá de cuestiones numéricas (finalizó sexto) fue un equipo reconocible, que lució su temperamento y mostró buen poder ofensivo. Dentro de ese contexto, obtuvo buenas victorias frente a Escocia, Samoa y Australia.

Haciendo un análisis global y al margen de los resultados deparados, el juego de los equipos argentinos quedó en deuda y decepcionó en mayor o menor medida.

Los Pampas y su endeble defensa; Los Pumas y su déficit en el scrum, y el seleccionado de seven y su falta de pausa y autocontrol.

Es imposible aspirar a un rugby integral si las bases del juego no están solidas; es una utopía que un equipo argentino pretenda prevalecer si no se hace fuerte en la defensa y el juego agrupado. Es poco imaginable el éxito de un conjunto argentino si luce desorganizado.

Posiblemente por las ansias de crecer e incorporar nuevas facetas al juego “las banderas” del rugby argentino hayan sido descuidadas. Surge entonces la imperiosa necesidad de restablecer las fortalezas perdidas.

Todo equipo que pretenda tener cierto suceso tiene la necesidad de hacerse fuerte en algún aspecto del juego. Necesita de una “nave insignia” que lo identifique, de una “bandera” o de un “símbolo” que pueda servir de sustento y orgullo, que sea motivo de valoración propia y preocupación ajena.

En ese sentido, nuestros Pumas tienen una larga historia detrás. Desde 1910 hasta la fecha han ganado, empatado y perdido en 387 partidos disputados; han conseguido victorias épicas y también derrotas abultadas. No obstante, siempre izaron las banderas del tackle y el scrum como estandarte.

Ese ADN Puma no surge de manera casual, sino como consecuencia del marco histórico en el que creció y se desarrolló el rugby argentino. Ante la dificultad de prevalecer contra los grandes equipos, Los Pumas debieron apelar a sus propias armas. Los contrarios nos superaban en destrezas y en potencia física, por lo que el conjunto argentino debió recurrir a un scrum dominante y a un tackle fulminante para detener tanta superioridad.

De allí que esas fortalezas de nuestro rugby son innegociables, mas allá de la lógica y plausible intención de querer incorporar muchas más cosas a nuestro juego.

Crecer sin perder nuestras banderas debería ser el desafío. No tengo dudas de que el rugby argentino tiene la capacidad, las herramientas y los recursos humanos para poder lograrlo.

Los Pumas: pasos pequeños y positivos

miércoles, 26 de junio de 2013 0 comentarios

La columna de Sebastián PerassoTras la culminación de la ventana de junio, Sebastián Perasso analiza la victoria de Los Pumas sobre Georgia y el significado que tienen los partidos previos al rugby Championship.

La victoria de Los Pumas por 29 a 18 frente a Georgia en la Ciudad de San Juan significó el regreso al triunfo luego de una cadena de sinsabores que se remontaba hasta la ventana de Noviembre del año pasado.

Luego del gran festejo ante Gales, Los Pumas enhebraron cuatro derrotas categóricas (Francia, Irlanda e Inglaterra en dos oportunidades) que se caracterizaron por una defensa endeble acompañada de scores abultados (39 a 22, 46 a 24, 32 a 3 y 51 a 26).

En ese marco deportivo, el resultado frente a Georgia tiene una significación especial. No tanto por el nivel del rival sino por el momento actual que atraviesa el equipo argentino.

Los éxitos generan confianza y permiten desandar el camino del crecimiento y la superación en medio de un espíritu más alegre y positivo, en una atmósfera más tolerante y de menor presión.

Los seleccionados que conforman el segundo nivel del rugby mundial, como es el caso de Georgia, han crecido notablemente en los últimos años y cuentan con una preparación y una competencia que los hace cada vez mas respetables y peligrosos.

En función de ello, todas las conquistas son valiosas y merecen el debido reconocimiento, máxime teniendo en cuenta que el equipo argentino no contó con veintiún jugadores reservados para el Rugby Championship.

Por supuesto que el juego del equipo dejó falencias, errores e interrogantes, pero hubiera sido contraproducente esperar que Los Pumas desplegaran un juego brillante y de alto vuelo, porque ese escenario no se condice con la actual realidad del equipo nacional. Rod Macqueen, ex entrenadores de los Wallabies y campeón del mundo en la RWC 1999, decía que cuando un equipo no está bien debe comenzar por dar “pasos pequeños y positivos”. De nada sirve apuntar a un rugby más ambicioso si las bases del juego no están sólidas.

Dentro de ese contexto, Los Pumas dieron un paso adelante. Mejoraron el scrum, defendieron con determinación (más allá de las infracciones) y conservaron el ingoal invicto luego de mucho tiempo. Consiguieron un triunfo necesario para construir confianza y comenzar a creer en sí mismos.

Terminó la ventana de Junio y el Rugby Championship ya ingresa en su cuenta regresiva. Al igual que el año pasado el escenario esta abierto. Derrotas abultadas o triunfos épicos están dentro de las posibilidades.

Como siempre, nuestros Pumas redoblarán el esfuerzo y estarán atentos y agazapados dispuestos a pegar el primer zarpazo.

Por Sebastián Perasso para Norte Rugby.

Los Pumas: paso en falso

jueves, 13 de junio de 2013 0 comentarios

Sebastián PerassoEn una nueva columna, Sebastián Perasso, analiza la derrota de Los Pumas en el primer Test Match con Inglaterra en Salta.

Los Pumas se presentaron en esta temporada 2013 con una actuación tan pobre como inesperada. La caída frente a Inglaterra por 32 a 3 en la ciudad de Salta significó un paso en falso en su etapa de crecimiento y consolidación. El rugby es un deporte complejo. Por ello, quien busque alcanzar el éxito deberá atender un sinnúmero de circunstancias, ya que en los pequeños detalles muchas veces se resuelve un partido y se decide el resultado. No obstante esa complejidad y las circunstancias que lo rodean, siempre se debe volver a lo más básico o simple para sostener actuaciones convincentes.

En el estadio Padre Martearena, Los Pumas corroboraron que sin una buena obtención y sin una defensa sólida cualquier plan de juego se desvanece.

Algo básico pero enteramente aplicable a cualquier equipo, incluso en lo que respecta a la alta competencia.

Por otra parte, está comprobado que los equipos argentinos que no pueden exhibir sus fortalezas históricas fracasan estrepitosamente en el campo de juego.

En ese sentido, nuestro seleccionado nacional tuvo una defensa desprovista de agresividad, pasiva y vulnerable, además de un marcado déficit en las formaciones fijas (scrums y line outs).

Los números estadísticos reflejan con claridad el derrumbe de nuestro equipo. Solo en el primer tiempo, Los Pumas recibieron 3 tries, tuvieron 12 tackles fallidos y 9 pérdidas de posesión en la hilera. Un panorama desalentador para construir desde allí actuaciones, por lo menos, aceptables.

Está claro que Los Pumas son Pumas porque contagian entusiasmo y valentía, porque se sobreponen a las adversidades, porque cuentan con una defensa agresiva y pasional, y porque poseen un scrum dominante. Sin esas fortalezas, el conjunto argentino pierde su elemento distintivo y se transforma en un equipo limitado y vulnerable.

El sábado próximo en la cancha de Vélez, nuestros Pumas tendrán la chance de reivindicarse, de ser un equipo reconocible más allá de un triunfo o una derrota.

El objetivo está latente y a la vista de todos. Ya no se trata de imponer un plan de juego, sino sencillamente de recomponer nuestras fortalezas históricas.

Los secretos de Huirapuca

martes, 28 de mayo de 2013 0 comentarios

La columna de Sebastián PerassoSebastián Perasso estuvo presente en los festejos de Huirapuca por sus 60 años de vida y ahondó en la atrapante historia del club tucumano conocido como “La perla del sur” y fuente de varios Pumas.

El pasado fin de semana tuve el enorme privilegio de cumplir un anhelo largamente esperado. En los festejos del 60 aniversario de Huirapuca pude visitar esa institución y la Ciudad de Concepción, al sur de la Provincia de Tucumán. “La perla del sur” sobrenombre con el que se apoda a Concepción, es tierra de grandes jugadores como Tristán Molinuevo, Hugo Dande o José María Nuñez Piosek. Además, es el único club de rugby de Tucumán que se encuentra fuera de la ciudad capital y que participa del torneo más competitivo de esa provincia.

Por otra parte, un dato que une a Huirapuca con mi club, el SIC. Carlos Gonzalez Chiappe, tercera línea de la primera del equipo de Boulogne durante varias temporadas y capitán en 1964, fue quien junto con otros entusiastas soñadores introdujo el rugby en el club. Gonzalez Chiappe, ingeniero de profesión, trabajó durante nueve meses en los ingenios azucareros de Concepción. A pesar de su corta estadía pudo sembrar la semilla del rugby en la región y desde allí generó las bases o cimientos para que el rugby se asentara definitivamente en la ciudad.

Debido a esas características (grandes jugadores, lejanía con la capital provincial, vínculo con el SIC) desde siempre me ha atraído su historia y desde esos postulados me ha generado una especial atención todo lo que lo rodea.

A medida que crecían sus logros (fue campeón tucumano en 2003) y que dentro de sus filas surgían jugadores de fuste para el rugby argentino, mi intriga por conocerlo se fue agigantando hasta límites insospechados.

Debido a mi limitado conocimiento del club, por momentos mis preguntas no encontraban respuestas ¿Como un pequeño club de una pequeña ciudad del interior podía moldear jugadores de enorme calidad? ¿De que forma un club con un rugby tan joven podía ser la usina que abasteciera al seleccionado naranja y a los mismísimos pumas? Me preguntaba con insistencia ¿Que razones valederas habría detrás para poder encontrar un criadero de pumas al sur de la provincia de Tucumán? Esas y otras preguntas quedaron flotando en mi curiosidad durante algún tiempo.

Mi contacto con varios jugadores y ex jugadores del club lograron al comienzo diseminar algunos de mis interrogantes. Pero hoy, luego de dos extensas jornadas vividas en Huirapuca, creo firmemente haber encontrado todas las respuestas. Esas respuestas que inconscientemente he ido a buscar.

De gran nobleza, mirada franca y enorme sencillez, la gente de Huirapuca es tan pasional como comprometida con el juego. Sin embargo, detrás de esa envoltura rodeada de grandes cuotas de humildad y simpleza se esconde por lo general un carácter batallador además de una talla y una dureza física que no es habitual. En ese sentido, bien valen dos grandes ejemplos. Hugo Dande, histórico octavo de Huirapuca, del seleccionado tucumano e integrante de Los Pumas, es una muestra acabada de ello: físico privilegiado, fuerza descomunal y gran potencia.

El pasado sábado Dande jugo algunos minutos para su club y en cada avance puso en aprietos al actual seleccionado tucumano. Hoy, a sus 38 años y luego de un par de temporadas de haberse retirado, mostró una genética sin igual representada por un enorme poderío físico a pesar de su inactividad.

Otro caso emblemático es el de Alejandro "Toro" Carrier. El ex pilar de Huirapuca, próximo a cumplir 49 años, jugó casi 31 temporadas en la primera del club.

Debutó como full-back poco antes de cumplir los quince años y luego se desempeño como pilar, jugando de manera ininterrumpida durante más de tres décadas hasta su retiro a los cuarenta y cinco.

Muchos afirman que su permanencia en la primera división constituye un record guiness a nivel mundial. Esa vigencia va acompañada de pormenores realmente llamativos y que surgen del testimonio de compañeros y el propio protagonista. En más de treinta años en el primer equipo, prácticamente no tuvo lesiones que lo obligaran a algún parate. Incluso mas, nunca sufrió desgarros o lesiones musculares máxime teniendo en cuenta su poca recomendable costumbre de no precalentar antes de comenzar un encuentro.

Increíblemente para este hombre que trabaja en el campo, su deseo es volver a jugar un tiempo más, si es que puede solucionar algunos inconvenientes laborales...

Otro dato sustantivo. El jugador de huirapuca lleva en su andamiaje una enorme cuota de sacrificio y un indomable espíritu de lucha que le permite enfrentar y superar adversidades. En rigor, los inconvenientes no lo tumban si no que lo desafían, lo agrandan y lo movilizan.

Ese espíritu luchador y combativo se fue forjando en la verdadera adversidad. Una adversidad que surge del propio contexto que los rodea (grandes distancias, club humilde, ciudad pequeña, poca consideración).

Una adversidad que muchas veces se ha transformado en solidaridad de quien sabe que para alcanzar los propios sueños hace falta apartarse egoísmos y trabajar en equipo.

Por último, otro dato de consideración. La gente de Huirapuca transita por el mundo del rugby con el enorme orgullo de representar a su ciudad y a su querido club. Una ciudad ovalada por donde se la mire y un club que es modelo y espejo para los demás clubes del interior de Tucumán y también de otras provincias.

Dentro de ese contexto el sentido de pertenencia es descomunal. Esa identificación tan plena duplica la entrega, multiplica esfuerzos y redobla el compromiso con la causa. Un compromiso que no sabe de renuncias ni claudicaciones.

Días atrás, desembarque en Concepción con la expectativa de encontrar las respuestas a algunas de mis preguntas. Hoy, nuevamente en Buenos Aires, he regresado con las valijas llenas de gratos momentos, repleta de amigos y con la seguridad de haber encontrado las respuestas a cada una de mis preguntas…

Pampas: despedida con varias lecturas

viernes, 10 de mayo de 2013 0 comentarios

sebastian perasso rugby didacticoLa caída por 44 a 37 en los cuartos de final frente a los Steval Pumas significó la eliminación de los Pampas XV en la Vodacom Cup edición 2013. De eso escribe Sebastián Perasso en su columna semanal de Norte Rugby.

Varias lecturas se desprenden de la actuación del conjunto argentino en su incursión por tierras sudafricanas.

El equipo mostró el espíritu ofensivo que lo identifica. Practicó un rugby dinámico y de muchas fases. Desde esa concepción del juego pudo marcar muchos tries, algunos de ellos de bonita factura.

En el partido despedida por ejemplo, Los Pampas anotaron 5 tries en el marco de una dura derrota, lo que marca una saludable capacidad en la ofensiva.

Como contrapartida, el elenco Pampa transitó cada partido desnudando grandes fallas defensivas, tanto individuales como colectivas. Nunca pudo mantener su ingoal invicto, recibió 210 puntos en contra (26,25 puntos de promedio) y sufrió 30 tries (3,75 tries de promedio). Números exagerados para cualquier conjunto que pretenda acercarse al éxito.

Un caso testigo fue su desempeño frente a Sharks XV en el último partido de la etapa clasificatoria. En ese cotejo sufrió la mayor diferencia de puntos en contra desde que interviene en la competencia (15 tantos). No obstante, aquel 46 a 31 del final fue bastante benévolo frente al lapidario 36 a 5 con el que finalizó el primer tiempo. En síntesis, los Pampas XV fueron un equipo peligroso en ataque pero sin las fortalezas históricas de cualquier seleccionado argentino (defensa férrea, buena disciplina y fortaleza mental).

Pero al margen de las actuaciones deportivas entiendo que debe dársele a la competencia la importancia y la significación que se merece. La Vodacom Cup no es una competencia de tercer nivel en Sudáfrica (como se dice habitualmente) sino el segundo torneo en importancia luego de la supercompetitiva Currie Cup.

Muchas de las reservas de los grandes equipos provinciales sudafricanos, como es el caso de los Sharks de Natal, compiten en la Vodacom Cup esperando una oportunidad para saltar a la gran vidriera.

Por último, vale destacar la coherencia y las convicciones del staff técnico. El equipo cambió sistemáticamente de jugadores fecha tras fecha con el objetivo de darle rodaje y minutos de juego a todo el plantel. Se privilegió ampliar la base Puma por sobre los resultados deportivos. Algo que debe rescatarse en tiempos caracterizados por búsquedas desesperadas de triunfos efímeros.

Los Pampas vuelven a casa con una lógica desazón, pero con un equipaje repleto de enseñanzas y experiencias valiosas. Un dato sumamente positivo y alentador teniendo en cuenta los próximos compromisos deportivos que se avecinan.

La autodisciplina y el autocontrol

domingo, 6 de enero de 2013 0 comentarios

Sebastián Perasso, autor de Rugby didácticoComienza el año y Sebastián Perasso, autor de los cinco libros Rugby Didáctico, comparte su visión sobre dos aspectos claves de nuestro deporte. Y fuera del rugby...

La autodisciplina es la denominación que se le da al condicionamiento de uno mismo.

Disciplina implica hacer el máximo sacrificio y esfuerzo que esté al alcance del jugador en pos de lograr un objetivo. Significa que el jugador dé el 100%.

Ahora bien, para que el jugador pueda dar todo de sí mismo, requiere que ese esfuerzo esté rodeado de otros valores. Para ello, el orden y la organización constituyen un factor determinante para que ese esfuerzo no se dilapide.

Aquellos jugadores que se manejan en el desorden, que son desorganizados en su vida diaria y que no tienen una planificación para su preparación deportiva, por lo general echan por la borda todo su esfuerzo y no logran los mejores frutos de su trabajo.

A igual esfuerzo, los deportistas que hacen del orden y la organización su bandera logran los mejores dividendos.

La autodisciplina es una habilidad mental muy necesaria y constituye el punto de partida para el desarrollo de las restantes habilidades psicológicas, puesto que lo primero que deben ser los jugadores es tremendamente disciplinados.

Alguien dijo que “si usted sabe lo que quiere, y lo quiere con suficiente pasión, lo conseguirá de una manera u otra.” Ello parece ser cierto en muchos casos.

Es necesario distinguir la autodisciplina de la disciplina impuesta, porque mientras ésta es imposición a la fuerza, aquella viene o surge de una propia y profunda convicción.

La disciplina impuesta es minimalista en el sentido que pretende obtener un rendimiento o comportamiento mínimo de las personas y para ello apela al rigor.

Mientras que la autodisciplina es maximalista, pues se convierte a un objetivo en una necesidad personal y se logra que los individuos depositen mucho mas de sí mismos con tal de lograr la meta propuesta.

No es lo mismo dar todo por convicción o convencimiento profundo, que por una orden o imposición de un superior.

Así, el jugador que durante un entrenamiento no corre por convicción sino porque, por ejemplo, su entrenador lo está observando, sacará menos provecho que aquel que está convencido de que su estado y condición física es primordial para el cumplimiento de sus metas.

El autocontrol es la habilidad mental en virtud de la cual el jugador aspira a tener el dominio de la situación. Tener autocontrol significa nunca verse sorprendido. Para ello, un requisito indispensable es el hecho de conocerse a sí mismo.

Un jugador no puede aspirar a controlarse sino tiene como antecedente un conocimiento profundo de sí mismo.

Sería una utopía pretender controlar aquello que uno no conoce, por ello primero es necesario conocerse para luego controlarse a sí mismo.

El estar mentalmente preparado para un partido quiere decir nunca sorprenderse por nada. Como dice Emilio Perasso “un jugador sorprendido, es un jugador en problemas...”

Así, a un jugador con control no lo afectará mentalmente la expulsion de un compañero. No lo sorprenderá recibir tres tries comenzado el partido.

El autocontrol, implica el control de las emociones (el enojo, la frustración, el miedo), el control de la actitud (la conducta) y el control de la atención (estar concentrados). Por supuesto que no se puede pretender tener el control sobre aquello donde no ejercemos el dominio; pueden ser factores como el tiempo, las condiciones meteorológicas, etc. Ellas escapan al control que un jugador pueda llegar a desarrollar.

por Sebastián Perasso para Norte Rugby.

Para mas información sobre el autor o sus cinco libros, acceder a www.rugbydidactico.com o en rugbydidactico@hotmail.com Twitter: @rugbydidáctico

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11- El atroz encanto de entrenar.
10- La gran familia del rugby.
09- La empatía como aptitud del entrenador.
08- La filosofía del entrenador.
07- El mejor entrenador.
06- El entrenador como constructor de relaciones.
05- La autoconfianza.
04- El aspecto mental del kick.
03- Héroes anónimos.
02- El espíritu del rugby.
01- El rugby como herramienta transformadora.

Las dos caras de Los Pumas

jueves, 29 de noviembre de 2012 0 comentarios

sebastian perasso rugby didacticoSebastián Perasso analizó el cierre de temporada del seleccionado argentino.

El partido frente a Irlanda en el Aviva Stadium de la ciudad de Dublin marcó el final de una temporada histórica para nuestros Pumas. Una temporada intensa, larga y enriquecedora desde todo punta de vista.

Los partidos en el Rugby Championship han servido como plataforma para un rápido aprendizaje. Un camino de progreso y superación que no estuvo exento de contrariedades y derrotas abultadas.

En ese torneo, el equipo exhibió su habitual defensa férrea y organizada, y a ello le adosó buenas dosis de progreso en los inicios de juego, en el mantenimiento de la pelota y en el poder de try.

En un contexto súper-competitivo como el del Rugby Championship, Los Pumas tuvieron el enorme mérito de construir confianza sin triunfos. Algo que debe ser valorado en toda su dimensión.

En síntesis, Los Pumas fueron un equipo competitivo y – como se dijo – que mostró grandes progresos en varios rubros.

Sin embargo, cuando más se esperaba de ellos, menor fue la respuesta del equipo. Demostraron que en las condiciones más adversas fueron donde se mostraron más a gusto y donde afloraron sus cualidades históricas: garra, tesón, entrega, coraje y perseverancia.

Pero cuando las expectativas de triunfo eran más elevadas, el equipo olvidó sus fortalezas y se mostró dubitativo, lejos de su mejor versión. En ese sentido, los últimos dos partidos del Rugby Championship fueron una prueba acabada de ello.

No obstante el panorama señalado, el Rugby Champinship dejó valiosas lecciones para nuestro rugby.

En primer lugar la necesidad de desarrollar y perfeccionar el juego con el pie como arma de ataque y como manera de marcar puntos. Frente a ese panorama el rugby argentino debería plantearse seriamente la necesidad de incorporar en su staff técnico a un entrenador de patada. Ante las dificultades exhibidas para igualar el poderío físico de los tres colosos del sur deberíamos lograr maestría en el juego con el pie como una herramienta para prevalecer en la ofensiva.

Otra linda lección nos la entregaron los fabulosos All Blacks. Desarrollar el juego en las salidas es fundamental, ya que representan los porcentajes de obtención más bajos entre los distintos inicios del juego. Las salidas tradicionales ejecutadas a las plataformas preestablecidas por el oponente generan gran cantidad de perdidas de posesión. Así las cosas, los All Blacks han demostrado que con un buen kicker, las salidas no tradicionales a lugares poco ortodoxos cuentan con un porcentaje de eficacia mucho mayor.

Por último, otra enseñanza en el rugby de elite. El ataque en primera fase desde un scrum constituye una oportunidad única para prevalecer. En consecuencia, todo equipo internacional debe aprender a capitalizarlo. En este rugby sin espacios, el hecho de que haya por equipo nueve jugadores agrupados e involucrados (8 forwards y el medio scrum) en la formación invita a tomar riesgos y a animarse a aportar soluciones novedosas, ya que en ninguna circunstancia del partido “la cancha es tan grande” como a partir de un scrum…

La ventana de noviembre representó la confirmación de un equipo bipolar, de un conjunto con dos caras muy diferentes.

Luego del fabuloso triunfo frente a Gales, cuando el equipo debía ratificar el rumbo y confirmar progresos, se mostró aturdido y tocó partituras desconocidas. Así, en ese contexto, Los Pumas lisa y llanamente desafinaron.

Pero ¿cuáles son las razones de semejantes vaivenes? ¿Que motivos gobiernan tantos matices en tan poco tiempo? ¿Porque el equipo mostró dos caras diferentes? Me permito un acercamiento. Los Pumas transitaron en este 2012 una temporada extenuante como nunca antes.

En ese sentido, resulta difícil que en un deporte tan mental como el rugby los jugadores exhiban la misma intensidad psíquica en cada compromiso. Lograr el E.I.R (Estado Ideal de Rendimiento) implica contar con jugadores en óptimas condiciones de competencia y en ese contexto el aspecto mental es primordial.

Lograr que los jugadores cuenten con las habilidades mentales para la alta competencia es una tarea engorrosa que requiere de especialistas en dicho rubro.

El rugby de elite no puede dejar de apoyarse en psicólogos deportivos, puesto que son ellos los que cuentan con las herramientas que permiten al jugador elevar notablemente su rendimiento deportivo. Su tarea contribuye a que el jugador esté energizado positivamente (auto-motivación), se sienta seguro y pleno (auto-confianza), sienta tener el control de todo lo controlable (auto-control) y pueda dar lo mejor de sí mismo (auto-realización).

Las arengas y los gritos del entrenador como método para motivar tienen una incidencia limitada y por otra parte en algunas circunstancias pueden ser contraproducentes.

Someter a un jugador a continuas situaciones de presión como en el caso de los “test matches” puede provocar que éste padezca un estrés mental (significa estar "quemado") con el consecuente decaimiento en su performance.

En definitiva, manejar o dominar las situaciones de presión (tanto internas como externas) así como desarrollar las habilidades mentales, requiere de profesionales capacitados para llevarlo adelante.

En síntesis, culmina un año fascinante que requerirá la urgente necesidad de capitalizar una experiencia positiva. Ése será el verdadero desafío para la nueva aventura que se avecina: La temporada 2013.

» por Sebastian E. Perasso para Norte Rugby.

Para mayor información sobre el autor o sus cinco libros, acceder a www.rugbydidactico.com o en rugbydidactico@hotmail.com | Twitter: @rugbydidáctico

La gran familia del rugby

viernes, 16 de noviembre de 2012 0 comentarios

sebastian perasso rugby didacticoSon muchos los responsables del gran deporte que tenemos. Acá Sebastián Perasso analiza las pasiones que nos movilizan.

No hay dudas de que todo lo que suceda alrededor de nuestro querido deporte dependerá en gran medida de la labor de quienes integramos esta gran familia.

Los aciertos y desaciertos, nuestras miserias y bondades, nuestra indiferencia o disposición al juego, son lo que decidirán las relaciones entre sus miembros y conducirán al rugby hacia una determina dirección.

En definitiva, cada uno, desde su lugar, tiene – tenemos, en realidad – una enorme responsabilidad frente al deporte que tanto queremos, porque la salud del rugby depende estrictamente de nosotros.

Pero ¿quiénes integran esta gran familia? ¿Cuáles son sus componentes?

Jugadores, entrenadores, dirigentes y espectadores son los cuatro componentes principales de este deporte. En ellos recae la responsabilidad por la salud del juego. De su labor dependerá en buena medida el crecimiento y evolución del rugby.

En un rugby siempre dinámico, volátil y en continua transformación, debemos saber que estamos frente a un panorama complejo que requerirá, muchas veces, no solo nuestra capacidad y sapiencia sino, por sobre todo, nuestra tolerancia, paciencia y entendimiento.

En ese rugby pleno de transformación, nuestro país rugbístico deambula muchas veces entre debates acalorados y pasiones desbordadas, en el que asuntos tan sensibles como el profesionalismo o la conservación de los valores suelen despertar las antinomias más marcadas.

Pues bien, todo debate debe ser bienvenido siempre que sea acompañado por un marco de humildad, racionalidad, grandeza y respeto mutuo.

Nadie debe sentirse ofendido ni injuriado por un pensamiento diferente o por una opinión discordante

Debemos partir de la base que, más allá de opiniones o puntos de vista, a todos nos une la misma pasión por el juego. Aquí no hay enemigos ni conspiradores, pues todos integramos y formamos parte de la gran familia del rugby.

Por ello, para un “rugbier” (en sentido amplio) no debe haber nada mejor que otro “rugbier” pues ello significará unidad en la diversidad y unión a pesar de las diferencias.

En la búsqueda de soluciones surgirán marchas y contramarchas, discusiones fuertes y debates pasionales pero que – indefectiblemente – enriquecerán el debate sobre el juego.

Ahora bien, más allá de opiniones discordantes, a todos nos deben unir los mismos objetivos. Esos que pregonan que el rugby es un medio y no un fin en si mismo. Y para la consecución de esos fines, nada mejor que defender a ultranza sus valores y principios fundacionales.

En síntesis, debemos buscar coincidencias de fondo, aunque – claro está – muchos tendrán distintas formas o medios para alcanzarlos. Esa comunión de ideas y objetivos concurrentes le permitirá al juego salir airoso de cualquier tropiezo. Por otra parte, debemos asumir la tarea conjunta de mantenernos aislados de la creciente ola de crispación. Actuar con grandeza e hidalguía. Transitar el camino del rugby de la mano de la mesura y el respeto significa honrar los principios y valores que hacen de este juego un deporte sin parangón.

Que el respeto, el acato a las reglas y normas, sea moneda corriente y no la excepción a la regla.

No hay que descuidar el valor de la palabra empeñada, los gestos nobles y la ayuda sincera y desinteresada porque ellos son el pasaporte para que el juego siga siendo lo que ha sido siempre.

No es una obviedad decir que para conservarse sana y saludable el rugby necesita del soporte y la ayuda de todos sus componentes que conforman esta gran familia. En ese sentido, nadie debe escapar a sus responsabilidades.

Ahora bien, toda la responsabilidad ¿debe recaer sobre los jugadores? ¿Son los únicos responsables de conservar vivos los principios y valores? Definitivamente no, porque son ellos el fiel reflejo de lo que reciben de los demás: entrenadores, dirigentes y espectadores.

Si desde las gradas perciben falta de educación, entonces ello generará un efecto contagio dentro del campo de juego. Si desde el banco de suplentes se respira intolerancia o descontrol el jugador será fiel reflejo de lo que se ha percatado.

Es que la intolerancia baja siempre desde la tribuna, sale despedida del banco de los suplentes y se deposita indefectiblemente dentro del campo de juego.

Alguien dijo alguna vez, que la regla de oro en el éxito de un equipo reside en que cada integrante cumpla eficientemente su rol.

En iguales términos, si consideramos a la familia del rugby como un verdadero equipo, cada parte debe hacer su contribución para con él, sabiendo que el éxito propio redundará en un mejor deporte para todos.

Los jugadores deben jugar con honestidad y respetando no solo el reglamento, sino también ese código de conducta no escrito llamado espíritu.

Los entrenadores, deben asumir su enorme responsabilidad como educadores y formadores de opinión.

Los dirigentes, deben saber ciertamente que, detrás de cada jugador, hay una persona, que como tal necesita empaparse de principios y valores para su vida en sociedad.

Por último, los espectadores, que muchas veces se sienten ajenos a las responsabilidades, deben asumir su importante rol a fin de no manejarse desinteresadamente. Son ellos los que muchas veces alimentan desde la tribuna la intolerancia en todas sus formas. El hecho de asumir su importante rol implica entender la responsabilidad que significa formar parte de este juego.

Por fin, todos, debemos ser los custodios o guardianes de la filosofía del juego, no sólo omitiendo actos que la dañen o menoscaben sino evitando el accionar de otros en ese sentido.

» por Sebastian E. Perasso para Norte Rugby.

Para mas información sobre el autor o sus cinco libros, acceder a www.rugbydidactico.com o en rugbydidactico@hotmail.com | Twitter: @rugbydidáctico

Haciendo camino al andar

miércoles, 17 de octubre de 2012 0 comentarios

rugby,championship,norterugby,perassoLos últimos días en el rugby argentino han despertado un sinfín de declaraciones y posturas. Sebastián E. Perasso busca serenidad y tolerancia en una etapa nueva para todos.

Concluida la primera edición del histórico Rugby Championship, nuestro ambiente se ha visto sacudido por algunas notas y declaraciones que poco favor hacen a la gran familia del rugby.Seguramente, ello es producto de la enorme pasión que los argentinos tenemos por éste fantástico deporte.

Sin dudas, esa pasión es uno de nuestros más preciados valores. Sin embargo, debemos tener presente que en ciertas oportunidades esa pasión irracional y desbordante puede jugarnos en contra.

Es por ello que solo un balance frío, desapasionado y despersonalizado puede llevarnos a apreciar en su justa medida lo ocurrido en estos dos últimos meses.

En lo relativo al juego, los jugadores no dejaron de sorprendernos y tuvieron una performance muy por encima de las expectativas previas.

Cada jugador desparramó ese espíritu indomable que nos llena de satisfacción y legítimo orgullo. Fueron un ejemplo cabal del más noble y puro espíritu amateur, traducido en tesón, entrega, esfuerzo, superación, lucha frente a la adversidad y trabajo en equipo.

Por otra parte, bien vale un guiño de aprobación en momentos caldeados.

La organización de cada partido fue satisfactoria y asimismo la elección de las provincias y los estadios demostró que la dirigencia acertó con las respectivas sedes.

El marco de público que colmó cada escenario habla a las claras del éxito en términos de difusión de los respectivos eventos. Cada partido albergó hinchas locales pero también un gran número de simpatizantes de otras provincias argentinas e incluso de otros países de la región. Un verdadero éxito por donde se lo mire.

Por último, un hecho que no es menor y no debe pasarse por alto. Cada uno de los visitantes regresó a su tierra con enorme alegría y satisfacción producto de las atenciones dispensadas. Tanto los sudafricanos, neozelandeses y australianos desparramaron elogios hacia todas las direcciones.

Pero, mas allá de aciertos o desaciertos, es justo es señalar que estamos involucrados en un nuevo escenario.

La Unión Argentina de Rugby es ahora una Unión más poderosa, que multiplicó su personal y que maneja un presupuesto mucho más suculento que antaño.

Nuestros jugadores, ya gozan de una competencia anual y han ingresado en un universo desconocido llamado Rugby Championship.

Dentro de ese contexto, recorremos un sendero nunca antes transitado y por lo tanto desconocido.En ese camino aún virgen, muchas cosas nos resultan ajenas y en ocasiones somos víctimas de la inexperiencia.

Es que transitar en territorios desconocidos implica tener la seguridad de que tarde o temprano seguiremos equivocándonos.

Por ello, toda cuestión entorno al rugby y sus protagonistas deberíamos envolverla dentro de un espeso manto de serenidad y tolerancia.Es que practicar la virtud de la tolerancia es esencial. Y ello no significa un dejo de flaqueza ni mucho menos de debilidad.

Es, estrictamente, un acto de grandeza en tiempos de cambios y transformaciones como los actuales.

Está visto. Nos estamos haciendo camino al andar. Y el aprendizaje en esta etapa es esencial. Alguien dijo alguna vez que lo importante no es la experiencia sino las conclusiones que sacamos a partir de nuestra experiencia. De lo contrario, estaríamos condenados a repetir errores y tropezar siempre con la misma piedra. Todos los aciertos o desatinos, hazañas o derrotas, enseñanzas, errores y alguna que otra desprolijidad, deberíamos capitalizarla a fin de aprovechar positivamente esta primera experiencia en el Rugby Championship. Ése es el verdadero desafío que tenemos por delante…

» por Sebastián E. Perasso para Norte Rugby - Foto: UAR.

Concierto de errores

miércoles, 10 de octubre de 2012 0 comentarios

rugby pumas championship figallo roncero norterugby rosario arroyitoTerminado el primer Rugby Championship, Sebastián E. Perasso analiza como fue ese último partido, pide que no se pierda nunca el espíritu de nuestro deporte.

En el Estadio Gigante de Arroyito de la ciudad de Rosario, nuestros Pumas se despidieron del Rugby Championship con una actuación deslucida. Un paso en falso si se atiende las expectativas creadas a partir de las buenas actuaciones previas del equipo nacional.

En medio de un concierto de errores, el conjunto argentino estuvo lejos de construir una actuación positiva. Perdidas de pelota en el contacto, errores de manejo y una alarmante cantidad de penales cometidos fueron haciendo mella en la confianza del equipo.

Además, Los Pumas fallaron en algo en el que habían sido implacables durante los primeros cuatro partidos del Rugby Championship: el aprovechamiento de las oportunidades.

En ese sentido, dos muestras claras: un knock-on de Farías en situación de clara ventaja numérica del equipo y una escapada por el ciego de González Amorosino cuyo pase a Agulla, sin rivales a la vista, no pudo ser capturado.

Más allá del juego, Los Pumas fallaron en su especialidad: la capacidad de emocionar a la gente. Esa característica histórica estuvo ausente en prolongados pasajes del partido. El público que colmó el estadio de Rosario Central se llevó emociones en cuentagotas. Al equipo argentino le costó enormemente levantar al público y despertar emociones. Un público que estaba dispuesto a engancharse y a emocionarse con facilidad.

Ese público expectante de cada jugada, le brindó a Rodrigo Roncero, en su despedida, la mayor ovación de toda la noche. El pilar izquierdo argentino siempre nos pone en aprietos. ¿Qué decir de su figura sin caer en el elogio remanido, en ponderaciones trilladas y repetidas? Muestra entereza, tenacidad, firmeza, aplomo y valentía. Desparrama fiereza por todo el campo de juego. Va para adelante siempre. Contagia, entusiasma y disfruta de los grandes desafíos. Exhibe despliegue, un potente tackle y gran temperamento. Invita a la admiración y el asombro.

Roncero no sabe de renuncias ni claudicaciones. Jamás se da por vencido. Nunca se entrega y transmite a los demás una enorme actitud y amor propio. Vaya desde aquí, en su partido despedida, éste merecido reconocimiento.

Yendo desde la cancha a la tribuna hay un hecho que no debe ser ignorado. La actuación del público argentino merece ser reprobada. Insultos y agravios hacia el referee fueron moneda corriente. Además, silbidos hacia el pateador visitante y la utilización del láser en cada intento a los palos del equipo australiano enmarcaron un panorama altamente negativo y desalentador.

Desde ésta pequeña tribuna sostenemos que la furiosa búsqueda de victorias nunca debe anular el espíritu del rugby, traducido en corrección, lealtad, caballerosidad y sobre todo respeto hacia el juego y sus protagonistas.

Volviendo al partido y no obstante el panorama señalado, es justo rescatar la jerarquía del equipo. Porque en un escenario como el señalado, donde los Pumas estuvieron erráticos y lejos de su mejor versión, defendieron con agallas y entusiasmo, continuaron luchando y se las ingeniaron para estar cerca en el tanteador. Frente a la sucesión de errores, Los Pumas tuvieron el merito de no claudicar y seguir prendidos hasta el final. Algo que debe ser valorado más allá de falsas actuaciones.

Terminó el Rugby Championship con un saldo más que positivo. Pero esto es tan solo el comienzo de una aventura fascinante, que ofrecerá en las sucesivas ediciones otros nuevos y atrapantes capítulos.

» por Sebastián E. Perasso para Norte Rugby - Foto: Prensa UAR.

Los Pumas en la recta final

martes, 25 de septiembre de 2012 0 comentarios

rugby juan leguizamon pumas norterugbyCon la visita de los neozelandeses y australianos, Los Pumas ingresan en la recta final del Rugby Championship.

Haciendo un pequeño balance del rendimiento Puma en el Rugby Championship tras cuatro rondas, el equipo argentino exhibió rendimientos altamente positivos, mostrando actuaciones por encima de las expectativas que se tenían al comienzo de la competencia.

El seleccionado nacional experimentó notorios progresos en varios rubros. Tuvo un marcado crecimiento en las formaciones fijas (scrum y line out). La aparición de Eusebio Guiñazú en el quince titular le otorgó mayor solidez al fijo y lanzamientos más certeros en la hilera.

Hubo avances en términos de mantenimiento y conservación de la pelota; pero algo más importante aún,el equipo progresó enormemente en su capacidad para avanzar en el campo de juego.

Esa ardua empresa que significa ir hacia adelante, constituye el desafío más engorroso del rugby moderno y dentro de ese contexto Los Pumas mostraron algunos signos positivos. Sin dudas, fue un déficit histórico que presentó mejoras palpables.

Como muestra del progreso en ese aspecto, basta con recordar las enormes dificultades de nuestros Pumas para prevalecer en la ofensiva frente a las potencias del Norte. En aquel recordado partido contra Escocia en la primera fase de grupos del Mundial 2011, el cambio de paso del talentoso fullback Lucas González Amorosino generó – en la jugada del try –generó mayor cantidad de tackles fallidos que los que provocó el resto de Los Pumas en todo el partido.

No obstante lo antedicho, queda aún un largo camino por delante.

Las dificultades del equipo para prevalecer en el contacto y lograr avanzar requiere necesariamente que el equipo aprenda a utilizar el kick con mayor sapiencia y maestría.

En efecto, ese panorama exige la necesidad de desarrollar y perfeccionar el juego con el pie como arma de ataque. Y dentro de ese marco nuestros Pumas necesitan plantearse seriamente la necesidad de incorporar a su staff de colaboradores a un entrenador de patada. Porque más allá de los progresos exhibidos, al equipo le cuesta enormemente prevalecer ante los colosos del sur a través de la ofensiva tradicional.

Además, otro signo de madurez y jerarquía. El aprovechamiento de las situaciones de try ha sido óptimo hasta el momento. Las cuatro situaciones de try en la competencia han culminado siempre en el in-goal rival.

Aquellas cuatro conquistas en el Rugby Championship hablan de un promedio de un try por partido.Si recordamos que en su etapa premundialista el equipo de Phelan tenía un famélico poder de try, entonces esos números hablan por sí solos.

Por entonces, en solo la mitad de los test match disputados el equipo había logrado marcar tries, todo ello con el agravante de que los rivales no tenían el fuste ni la jerarquía de los tres grandes del Sur.

Por otra parte, en el Rugby Championship, el equipo conservó sus fortalezas históricas. Su pasión por defender se conserva intacta y sigue siendo la bandera del equipo en cualquier cancha.

Quedan dos oportunidades para transformar progresos en triunfos; dos chances para convertir el crecimiento sostenido del equipo en éxitos deportivos. Y para que ello suceda nuestros Pumas deberán tomar necesariamente algunos riesgos.

En primer lugar incorporar un pateador certero en cancha a fin de transformar en puntos cada situación propicia. Y en segundo término, si Los Pumas pretenden ser un equipo más peligroso en la ofensiva esta claro que deberían sumarle una cuota de riesgo a su tradicional juego de ataque. Pero que se entienda bien.

Tomar riesgos no significa animarse a jugar desde el propio in-goal;significa nutrirse de comportamientos poco ortodoxos o habituales.Es incorporar jugadores de impacto, especialistas que puedan cumplir satisfactoriamente el desafío de avanzar, sabiendo que sus perfiles los alejan de la firmeza defensiva del Puma clásico. Son los casos de Juan Imhoff o González Amorosino.

Asumir riesgos significa sorprender al rival; implica inducir al contrario a jugar en un escenario desconocido que le genere dudas y sorpresas porque esta claro que cualquier equipo, por más organizado y brillante que sea, puede verse repentinamente en problemas en esa situación.

Asumir riesgos implica actuar con coraje y audacia. En definitiva, valerse de la imaginación, creatividad e intuición con el fin de crear un escenario distinto al habitual donde los rivales se vean sorprendidos, dubitativos y confundidos…

Ingresamos en la recta final de esta fascinante aventura. Los Pumas ya han demostrado fortaleza, valentía, progreso y unas ganas terribles de superación. A esta altura, una victoria no significaría ingresar en terrenos cercanos a la fantasía.

Nuestros Pumas han demostrado ser competitivos. Un triunfo debería ser una linda recompensa para un equipo argentino que ya no sabe de utopías ni de sueños imposibles.

por Sebastián Perasso para Norte Rugby - Foto: Prensa UAR.

"Sin complejos"

martes, 18 de septiembre de 2012 0 comentarios

rugby championship pumas figallo roncero norterugbyLos Pumas están desarrollando un gran Rugby Championship, aún sin triunfos. Así analizó Sebastián E.Perasso el desempeño frente a Australia.

Que las victorias dan confianza es una verdad tan añeja como irrefutable. Sin embargo, Los Pumas tienen el enorme mérito de construir confianza sin triunfos; tienen el valor y la entereza de creer en sí mismos a pesar de los traspiés.


Esa confianza forjada en buenas actuaciones desprovistas de victorias, son las que le permitieron a Los Pumas mostrar desde el comienzo algunos signos alentadores. Porque sin mostrar complejos de inferioridad ni excesivas precauciones se animaron a jugarles de igual a igual a los mismísimos Wallabies.

Los Pumas conocen su potencial; saben sus fortalezas y debilidades y por sobre todo se sienten tremendamente competitivos.

Con la certeza de que podían llevar adelante una competencia entre pares, se animaron a intercambiar ataque por ataque como nunca antes en el torneo. Y como confirmación de esa muestra de confianza, en varias ocasiones prevalecieron en la ofensiva ante la defensa australiana.

En efecto, Juan Martín Hernández, Horacio Agulla, Marcelo Bosch, Gonzalo Camacho, Martín Landajo y JuanImhoff ganaron al menos en una ocasión muchos metros con la pelota en sus brazos.

El resultado del partido (19-23) y las dos conquistas por bando sirven para graficar la gran paridad que exhibieron ambos conjuntos. No obstante, los equipos buscaron prevalecer por distintos caminos.

Australia mostró un mayor dominio territorial y mayor posesión de la pelota. Así, los ciclos de posesión australianos fueron mucho más extensos que los del rival. En ese contexto, nuestros Pumas tuvieron una mayor tarea defensiva y efectuaron muchos más tackles que los australianos. El equipo argentino efectuó 102 tackles contra tan solo 48 del adversario.

Además, un dato estadístico de enorme valor. A partir de su defensa, nuestro seleccionado nacional forzó muchos errores que desembocaron en contraataques (6). Esa defensa recuperadora tuvo una importancia significativa porque allanó el camino en la ofensiva y le dio al equipo la posibilidad de avanzar por un camino distinto al del ataque tradicional.

Está claro que los contraataques son un arma letal en el rugby moderno y nuestros Pumas construyeron a partir de allí buenos movimientos ofensivos.


A pesar de la paridad, otra diferencia sustancial estuvo dada por el aprovechamiento de las situaciones para marcar tries. Los Wallabies desaprovecharon varias oportunidades muy claras de try (hubo una perdida de la pelota dentro del ingoal contrario y una pelota trabada también dentro del ingoal oponente). Por el contrario, Los Pumas mostraron la contundencia ofensiva a la que últimamente nos tienen acostumbrados. Las únicas dos situaciones de try en el partido se transformaron en sendas conquistas.


Ya aclimatados a las terribles exigencias del Rugby Championship, Los Pumas se retiraron dolidos y apesadumbrados por una nueva derrota. En la Gold Coast, la victoria los acarició pero finalmente se alejó de ellos.

De todas formas, está claro que nuestros Pumas no saben de renuncias ni claudicaciones.

El próximo partido será una nueva oportunidad para confirmar crecimientos, exhibir progresos e ir en busca de la tan ansiada victoria deportiva.


» por Sebastián E. Perasso para Norte Rugby - Foto: Prensa UAR.

Por la buena senda

lunes, 10 de septiembre de 2012 0 comentarios

Perasso pumas sudafrica mendoza rugbychampionshipSebastián Perasso analiza aquí la actuación de Los Pumas contra los All Blacks y plantea una clara necesidad de cara a los tres partidos restantes.

En Wellington, nuestros Pumas exhibieron una soberbia actuación frente a los fabulosos AllBlacks, actuales campeones del mundo.Al igual que en el choque que protagonizaron en la última Copa del Mundo, el equipo argentino fue un ejemplo de solidaridad y entereza defensiva y – vaya coincidencia – su in-goal recién fue vulnerado a falta de quince minutos para que finalizara el partido.

Los fríos números estadísticos podrían hacer suponer una actuación desprovista de brillo. Sin embargo, el escenario en el que se jugó (lluvia intensa y ráfagas de viento en la primera etapa) fue el responsable de que algunos índices no hayan sido del todo satisfactorios.

Los inicios de juego no estuvieron tan sólidos como frente a los sudafricanos (el equipo perdió cuatro lines y un scrum).En tanto, en cuanto a la capacidad para conservar la posesión, el promedio también estuvo por debajo del habitual.

La agresiva defensa neozelandesa y las circunstancias meteorológicas ya citadas, generaron errores de manejo en el equipo argentino y serias dificultades para conservar la pelota en el contacto.

En ese contexto, los ciclos de posesión fueron muy reducidos. En siete oportunidades el conjunto argentino superó las dos fases, y tan solo una vez sobrepasó las cinco. (El ciclo de posesión más extenso fue de sólo seis fases).Más allá de ese panorama, el equipo nacional fue sinónimo de lucha y superación permanente.

En terrenos cada vez más difíciles y engorrosos como los que presenta el devenir del Rugby Championship, Los Pumas conservan el enorme merito de subir escalones y mejorar actuaciones.

Entre tantas demostraciones deportivas que invitan al asombro y la sorpresa, Los Pumas no pierden la manía de sorprendernos.Con rendimientos tan altos, sería injusto hacer nombres propios. No obstante, la performance de Gonzalo Camacho invita a conceder una excepción.

El pequeño wing izquierdo argentino representa el espíritu indomable de estos Pumas. Exhibe entereza y tenacidad. Muestra firmeza, aplomo y valentía. Va para adelante siempre. Contagia. Invita a la admiración y el asombro. A veces se equivoca. Sin embargo, no sabe de claudicaciones. Desparrama fiereza por todo el campo de juego. Jamás se da por vencido. Nunca se entrega y transmite a los demás una enorme actitud y amor propio. Un pequeño Puma que logra destacarse en un mundo de gigantes…

Las derrotas no son fracasos si dejan algo positivo; los traspiés no son caídas si permiten construir y moldear nuevas oportunidades. En ese sentido, Los Pumas tienen el deber de ir preparando el terreno para una hipotética victoria futura.

Las lógicas dificultades en la ofensiva frente a los colosos de sur exigen la necesidad de contar con un pateador confiable.

Más allá de estrategias o planes de juego, deben tener necesariamente un pateador certero en cancha. Si partimos de la base de que Los Pumas generaron solo tres situaciones de try (que derivaron en igual cantidad de conquistas) desde el comienzo del Rugby Championship el equipo argentino tiene la obligación de exhibir una performance perfecta en el juego con el pie.

» por Sebastián E. Perasso para Norte Rugby - Foto: Prensa UAR.

Una aventura fascinante

lunes, 3 de septiembre de 2012 0 comentarios

Perasso pumas sudafrica mendoza rugbychampionshipSebastián E. Perasso analiza lo que tienen por delante Los Pumas en su viaje a Nueva Zelandia y Australia.

Con el viaje que emprendieron hacia Oceanía, nuestros Pumas ingresan en la etapa más difícil y trascendente del Rugby Championship. Será una buena oportunidad para confirmar los progresos que ha mostrado el equipo argentino en los dos primeros partidos.

En efecto, los partidos frente a Sudáfrica sirvieron para confirmar que Los Pumas son un rival exigente e incómodo para cualquier equipo del mundo.

Haciendo un pequeño balance, el equipo nacional exhibió muy buenos inicios de juego, mostrando estadísticas casi perfectas en el scrum, line-outs y las salidas.

En ese sentido, debe destacarse la labor del hooker mendocino Eugenio Guiñazú, quien le imprimió una mayor solidez y eficacia a ambas formaciones fijas.

En tanto, el equipo mostró buenas destrezas para mantener la pelota en su poder, jugó bien en el contacto y logró ciclos de posesión más extensos que el rival. En defensa, pocas veces se vio superado y exhibió en ese rubro la entereza, unión y fortaleza a la que nos tiene acostumbrados.

El juego con el pie representó el verdadero déficit del equipo, tanto en lo relativo al aspecto técnico como el costado táctico del kick. En esas destrezas deberán trabajar Los Pumas para evitar entregar sistemáticamente la pelota al contrario.

Volviendo al desafío inmediato, en esta ocasión el equipo nacional encontrará un terreno diferente en el que se agregarán otras dificultades. Deberá lidiar con un rugby más dinámico y de mayor continuidad que el sudafricano. El dinamismo de los neozelandeses y la técnica e imprevisibilidad de los australianos le agregarán nuevos escollos a nuestros Pumas.

El partido frente a los All Blacks del próximo sábado representa – a priori – el bastión más engorroso para nuestro equipo. Los hombres de negro nunca han caído derrotados frente a Los Pumas y han exhibido en este comienzo del Rugby Championship un juego brillante, completo y sin fisuras. Un conjunto poderoso en todas sus líneas que no presenta flaquezas ni defectos aparentes.

Pero frente a ese sombrío panorama Los Pumas cuentan con una virtud, porque a esta altura posiblemente a todos nos embargue una misma certeza. Nuestros Pumas hacen jugar mal al contrario. Su fanatismo por defender, el hecho de mostrarse siempre fuertes incluso ante la adversidad y el no darse nunca por vencidos generan escenarios en los cuales el contrario termina muchas veces aturdido, confundido y muy lejos de su rendimiento ideal.

De todas formas debemos ser prudentes y por sobre todo realistas. Frente a tamaño desafío cualquier escenario es posible: una victoria épica, un empate o incluso una derrota abultada y dolorosa.

No obstante, nuestra evaluación no debería ser resultadista. Estamos en el comienzo de una aventura fascinante, de un largo y arduo camino. Si el equipo logra exhibir progresos y muestra un crecimiento sostenido en su juego, ello debería representar la mejor victoria. En rigor, si el progreso rugbístico nos acompaña, las derrotas deportivas no deberían ser tales.

» por Sebastián E. Perasso para Norte Rugby.

“El rugby internacional es cruel”

lunes, 27 de agosto de 2012 0 comentarios

Perasso pumas sudafrica mendoza rugbychampionshipEso sostiene Sebastián E. Perasso en su análisis del histórico empate de Los Pumas contra Sudáfrica.

En el estadio Malvinas Argentinas, de la Ciudad de Mendoza, nuestros Pumas redondearon una actuación memorable ante los poderosos Springboks.

Por primera vez en la historia el equipo argentino alcanzó un empate, en 16 tantos, con Sudáfrica.

Sin embargo, el festejo medido de los argentinos y los rostros desprovistos de una gran euforia reflejan que el triunfo estuvo al alcance de la mano como nunca antes en los quince encuentros disputados entre ambos equipos.

El conjunto argentino exhibió una defensa sólida, que nunca pasó sobresaltos a pesar del reconocido poderío físico de los sudafricanos.

Como en otras ocasiones, el abanderado del tackle fue Rodrigo Roncero, quien asombró con un dato estadístico de enorme valía. El primera línea argentino efectuó 11 tackles en menos de 60 minutos en cancha.

Por otra parte, el ataque argentino esta vez fue más peligroso e incisivo que una semana atrás y logró penetrar en varias ocasiones la defensa rival.

El try de Santiago Fernandez, producto de una gran jugada colectiva, fue quizás, la conquista más bonita de nuestros Pumas frente a los tres colosos del sur en toda su historia.

Si analizamos el rubro estadístico en lo que se refiere a control de la pelota, Los Pumas tuvieron una actuación sin fisuras.

Nuestro seleccionado nacional dispuso de 49 pelotas en todo el encuentro (27 en el primer tiempo y 22 en la segunda etapa). Sin contabilizar las pérdidas con el kick, el equipo tuvo tan solo 8 pérdidas de posesión en los 80 minutos. Sólo resignaron la posesión en el line out (en 3 ocasiones), en una salida, por un penal en un ruck, por un pase forward y por dos pelotas trabadas en el contacto.

En un partido de alta intensidad y enorme presión como el que jugaron ambos equipos, ello representa una actuación rayana a la perfección.

El talón de Aquiles del equipo fue nuevamente el juego con el pie. De las 34 pérdidas de posesión de nuestros Pumas, 26 tuvieron relación directa con el kick. De ellas, 14 respondieron a la decisión táctica de resignar posesión para ganar terreno (nueve patadas al fondo y cinco kicks al touch). Pero, como contrapartida, doce pérdidas de posesión fueron consecuencia de kicks deficientes.

Dentro de ese contexto se desmenuzan siete pelotas a cargar, dos kicks sombrero, un kick de rastrón, una pelota por la línea de fondo y uno pelota tapada por el adversario que derivó en el único try sudafricano. Justamente en éste último error se pueden encontrar las razones por las cuales se escurrió de las manos el triunfo argentino.

Dicen los ingleses que el rugby de “test match” es un rugby cruel, pues no te perdona los errores. Por lo visto, a la luz de lo acontecido en la tarde en Mendoza con nuestros Pumas, ello pareciera ser absolutamente cierto…


» por Sebastián E. Perasso para Norte Rugby - Foto: Rodrigo Vergara - UAR.

El atroz encanto de entrenar

miércoles, 15 de agosto de 2012 0 comentarios

sebastian perasso rugby didacticoEn sus anteriores artículos Sebastián E. Perasso analizó distintos aspectos a tener en cuenta a la hora de entrenar un equipo. Aquí, en primera persona, cuenta sus sensaciones sobre la conducción de un equipo..

Para todos quienes entrenamos y colaboramos en forma directa con el juego es indudable que estamos en tiempos difíciles.

La presión por ganar a cualquier cualquier precio y de cualquier manera, puede hacernos perder el rumbo e incluso alterar y menoscabar nuestra leal forma de actuar.

Hoy en día, la tarea del entrenador pareciera deambular peligrosamente entre dos extremos.

A la madeja de enormes poderes y potestades que implica establecer y marcar el rumbo de los jugadores, se le agregan o anexan las enormes responsabilidades que ello implica, con la consiguiente presión. Por todo ello y parafraseando al escritor Marcos Aguinis, ejercer la profesión puede resultarnos un atroz encanto.

Decimos un encanto porque que es indudable que la practica de la profesión genera en quien la ejerce satisfacciones de las más variadas, que la convierten cuanto menos en agradable y placentera.

Orientarlos, indicarles el rumbo, transmitirles conocimientos y empaparlos de valores para la vida, suele resultar gratificante y devolver con creces el esfuerzo y la dedicación esgrimidos.

Es esa aura de energía que los jugadores nos trasmiten, la que nos moviliza y nos da fuerzas para perfeccionarnos a fin de tratar de ser cada día mejores.

Pero asimismo, hay en todo ello una atrocidad que convive simultáneamente con el encanto. Ella esta dada – básicamente – por las presiones y responsabilidades que llevamos a cuestas.

Las enormes presiones y las exigencias casi diarias por obtener resultados, la transforman muchas veces en una tarea insalubre. Presiones que más allá del equipo – bueno o malo, profesional o amateur – siempre existen.

En estos tiempos en que la paciencia es un bien en desuso y la corrección y lealtad un valor cada vez más escaso, es nuestra responsabilidad mantener al deporte en condiciones saludables.

La presión se ha convertido en insoportable para muchos. Por ello, solo aquellos que puedan dominarla o manejarla podrán transmitir verdaderos valores y desdramatizar lo que es en su esencia un deporte formativo.

Aquel entrenador que acompaña y alimenta la vorágine de los padres que quieren el triunfo de sus hijos a cualquier precio, sin importar reglas ni formas, o aquel que pretende el éxito sacrificando los modos y las formas de la más sana convivencia deportiva, está atentando contra el correcto desempeño de esta profesión.

Hacer honor a la responsabilidad que nos compete es mantenerse ajeno y al margen de las presiones de nuestro entorno.

De esa manera, tendremos mejores chances de no equivocar el camino en cuanto a la forma de conducir grupos y de enseñar.

Hacernos fuertes en nuestras convicciones, no cambiar la receta del éxito por la del triunfo efímero bajo ningún motivo, sin importar razones ni circunstancias, es dar el paso fundamental hacia el dominio de uno mismo y del entorno que nos rodea.

Por ello, está en nosotros como colaboradores no dejarnos absorber por la decadencia resultadista y apuntar a ser fieles y coherentes con nuestros principios y convicciones mas allá de todo.

Esa convicción y seguridad de no desviar el rumbo, incluso ante las más diversas adversidades, es la que nos permitirá transitar siempre por el camino del respeto, la honestidad y la mesura...


» por Sebastián E. Perasso - rugbydidactico@hotmail.com

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12- La autodisciplina y el autocontrol.
11- La gran familia del rugby.
10- La gran familia del rugby.
09- La empatía como aptitud del entrenador.
08- La filosofía del entrenador.
07- El mejor entrenador.
06- El entrenador como constructor de relaciones.
05- La autoconfianza.
04- El aspecto mental del kick.
03- Héroes anónimos.
02- El espíritu del rugby.
01- El rugby como herramienta transformadora.

La empatía como aptitud del entrenador

miércoles, 8 de agosto de 2012 0 comentarios

sebastian perasso rugby didacticoEntre las cualidades que deben tener los conductores de equipos está la empatía, Sebastián E. Perasso nos explica algunas claves para la conducción dentro y fuera del rugby.

Para la persona poco avezada, la palabra empatía suele confundirse con simpatía, pero, en rigor, la empatía es mucho más que eso.

Algunas definiciones válidas podrían ser las siguientes:

• La empatía es darse cuenta lo que le pasa al otro y asimismo la capacidad para ponerse en el lugar del otro, sin perder la propia identidad.

• Es la capacidad o aptitud para comprender los sentimientos, razonamientos y motivaciones de los demás.

• Es la facultad de entendimiento, comprensión o comunión afectiva con las personas.

• Es, en sentido más vulgar, ponerse "en los zapatos del otro", de manera tal de poder entender sus penas, sus miedos o temores y sus alegrías.

• La empatía es la habilidad para reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás.

En otras palabras, ser empáticos es ser capaces de "leer" emocionalmente a las personas y saber que les sucede.

La empatía es una habilidad fundamental de la comunicación, puesto que mejora y facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de relación entre las personas. Viene a ser algo así como nuestra conciencia social, ya que a través de ella se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando lugar a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad.

A pesar de que la mayoría de las personas no son crueles ni malvadas cuando responden inconscientemente, muchas veces sus respuestas producen el efecto no deseado, porque en realidad, lo que les falta es habilidad para comunicarse (empatía).

Algunos entrenadores no tienen la habilidad para conocer las emociones de sus dirigidos. Son aquellos que poseen un déficit en la capacidad de “leer” lo que les sucede. En otro orden, son llamados analfabetos emocionales, o con sordera emocional. Todos ellos evidencian fallas en la capacidad para interpretar adecuadamente las necesidades de los demás.

La empatía vendría a ser como una suerte de radar social, el cual permite navegar con acierto en el propio mar de nuestras relaciones.

Si no le prestamos atención a la empatia (a lo que “los otros nos dicen incluso sin decir nada”), con seguridad equivocaremos el rumbo y difícilmente arribemos a buen puerto.

Proceder con empatía no significa estar de acuerdo con el otro, ni implica dejar de lado las propias convicciones y asumir como propias la del otro. Es más, se puede estar en completo desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de tener empatía y respetar su posición.

A través de la lectura de las necesidades de los demás, podemos reajustar nuestro actuar, pero recordando y teniendo en cuenta que lo que funciona con una persona posiblemente no funcione necesariamente con otra, y lo que en un momento funciona puede no servir en otro, incluso tratándose de una misma persona.

No es raro que se crea comprender al otro basándonos tan solo en lo que se nota de manera superficial y no ver más allá de lo evidente y lo que nuestra propia perspectiva muestra. En rigor, nuestras relaciones se basan no sólo en contenidos manifiestos verbalmente, sino en otros mecanismos también llenos de significado. La empatía permite conocer lo verdadero y profundo del otro, y que tal vez no observemos a simple vista.

Es un hecho que no podemos leer la mente, pero sí las señales que parecen invisibles, pero que podemos aprender a captar. La postura del cuerpo, el tono o intensidad de la voz, la mirada, un gesto e incluso el silencio, son portadores de gran información sobre la persona. Por ello, quien tenga empatía, podrá decodificar esa información y darle la interpretación adecuada.

Una persona con empatía es alguien que cuenta con una buena dosis o capacidad de escuchar y sabe ciertamente cuando debe hablar y cuando no; es una persona con la habilidad para leer las situaciones mientras estas tienen lugar, ajustándose a las mismas conforme éstas lo requieran.

Por el contrario, las personas débiles o carentes de esta habilidad, tienen serias dificultades para leer e interpretar correctamente las emociones de los demás y no saben escuchar. Quienes manifiestan incapacidad empática no saben leer su radar social, y a veces – incluso sin proponérselo – dañan la intimidad emocional con quienes tratan.

En el grado extremo de la carencia de esta habilidad encontramos a los alexitímicos, que son aquellas personas incapaces de expresar los propios sentimientos y de percibir adecuadamente los de terceros.

Mahatma Gandhi le da – sin proponérselo – una dimensión de gran importancia a la habilidad de la empatía diciendo que “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista.”

La falta de capacidad para reconocer los sentimientos de los demás es ausencia de empatía, conduce a la ineptitud y la torpeza en las relaciones humanas. Por ello, muchas veces, hasta las personas intelectualmente más brillantes, pueden llegar a fracasar de manera estrepitosa en su relación con los demás, y resultar arrogantes, insensibles, o incluso odiosas.

Aquel entrenador que tenga la habilidad de “leer” lo que les sucede realmente a sus jugadores; ver sus emociones y sentimientos más profundos, podrá entenderlos y comprenderlos.

El entrenador con empatía entiende y comprende lo que les sucede a sus jugadores, porque sabe interpretar sus mensajes no verbales.

Por ello, el entrenador con empatía no hiere, no humilla, no avergüenza a sus dirigidos ni les quita su autoestima. Muestra respeto hacia sus jugadores e infunden el mismo respeto de parte de estos.

El entrenador dotado de empatía sabe que les pasa a sus jugadores y actúa en consecuencia. Conoce a sus jugadores y sabe si están ansiosos, nerviosos, enojados o frustrados.

Bajo la aureola de la empatía, la comunicación con sus dirigidos será óptima y podrá construir relaciones eficaces y duraderas.


» por Sebastián E. Perasso - rugbydidactico@hotmail.com

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La filosofía del entrenador

miércoles, 1 de agosto de 2012 0 comentarios

sebastian perasso rugby didacticoConducir equipos requiere de una clara filosofía para poder ser útil a las necesidades del deportista. Sebastián E. Perasso analiza aquí el aspecto filosófico del entrenador.

El punto de partida en la tarea de entrenar es precisar y definir nuestra filosofía de entrenamiento, porque de ella surgirá nuestra escala de principios y valores que nos acompañarán al entrenar.

La palabra filosofía comúnmente es entendida como un conjunto de conocimientos teóricos; por ello, es tomada como un concepto que no guarda relación con la práctica. No obstante esa presunción, ambos términos están intensamente conectados debido a que cuando entrenamos volcamos en cada acto nuestras creencias y valores.

Los entrenadores tienen el poder de ayudar a sus atletas / jugadores a conseguir sus objetivos, porque sus palabras, su prédica y sus acciones tienen la fuerza de influir en los demás.

Ese poder que ostentan se ve reflejado en las creencias, valores, principios y prioridades personales del entrenador. Todo ello constituye su filosofía, es decir la base de su comportamiento.

La filosofía de los entrenadores esta constituida por la certeza y los principios que guían sus actos. Esto pasa principalmente por un buen conocimiento personal y por la honestidad que muestran cuando están trabajando.

Es muy importante que los entrenadores tengan una correcta filosofía de entrenamiento, porque si cuentan con una filosofía equivocada, lo demás estará supeditado a esa equivocación y quedará también contaminado (su conducta, sus valores, sus creencias, etcétera).

Nuestra filosofía de entrenamiento es la que gobierna nuestros actos y acciones y su influencia llega a cada una de nuestras decisiones como entrenador.

Por ello es fundamental que nuestra filosofía para entrenar esté basada en buenos principios. Se debe tomar conciencia de la importancia de desarrollar una filosofía de entrenamiento basada en los objetivos que cada uno se plantea para entrenar.

La filosofía guarda estricta relación con el objetivo que persigue el entrenador como conductor de grupos.

Respecto de las razones que comúnmente esgrimen los entrenadores para el ejercicio de sus funciones, tenemos que considerar:

- Ganar
- Disfrutar
- Desarrollar

Todos los entrenadores, en mayor o menor medida, apuntan sus objetivos a estas tres cuestiones. Ganar (un partido, un torneo, una competición); lograr que sus jugadores disfruten del juego; y por último, a apuntar al desarrollo no solo deportivo sino también humano de sus dirigidos.

Sin embargo, si bien estos objetivos están siempre presentes en la gran mayoría de los casos, muchas veces se entrecruzan y uno pasa a cobrar mas fuerza e ímpetu que los demás, quedando desplazados y perdiendo consideración.

Es natural, que muchas veces, estas situaciones entren en conflicto unas con otras. Solo allí, en esos casos, se logra divisar con nitidez la verdadera filosofía del entrenador de turno.

Cuando un entrenador manda a la cancha a un jugador lastimado, incluso poniendo en riesgo su integridad física, está privilegiando el éxito deportivo por sobre el desarrollo del jugador. Cuando un entrenador elige a un jugador que no entrenó durante la semana y vulnera reglas preestablecidas, está atentando contra la sana convivencia del grupo y el disfrute del juego. Está, en última instancia, sacrificando los modos en la búsqueda de un éxito efímero.

Muchas veces, decimos que nos importan los jugadores pero ansiamos ganar a cualquier precio. Entonces descuidamos y casi despreciamos a los jugadores poco talentosos y le damos excesiva atención a los talentosos, cuando – a decir verdad – aquellos necesitan más de nuestro tiempo y cuidado.

En definitiva, para conocer nuestra filosofía, la tarea principal es saber cual de las tres situaciones descriptas es más influyente e importante que las demás; cual es la que constituye la mayor preocupación del entrenador mientras está en actividad.

La correcta filosofía en el entrenamiento de los jóvenes puede ser resumida por la siguiente oración: “Primero los jugadores, luego las victorias”.

En el deporte – cualquiera que sea – lo primero y más importante son los jugadores, porque a ellos les pertenece el deporte.

Por ello, los entrenadores deben tener una filosofía de entrenamiento basada en ellos.

Bajo ese lineamiento, si priorizamos el desarrollo de los jugadores y el disfrute del juego, por sobre la victoria en sí misma, estamos apuntando a una filosofía correcta.

Debe señalarse, no obstante, que ello no significa que ganar sea algo de poca o escasa importancia, porque el esfuerzo que realizan los jugadores por alcanzar la victoria es una parte esencial en la practica del deporte; asimismo, no tratar de ganar sería ser un competidor deshonesto o desleal.

La conclusión debería ser que como entrenadores busquemos la victoria merced al desarrollo, crecimiento y disfrute experimentado por los jugadores, y que las victorias o triunfos sean una consecuencia de priorizar a los jugadores y no viceversa.

Si la filosofía de entrenamiento es ganar a cualquier precio, entonces el entrenador no respetará reglas, infringirá códigos, pondrá jugadores lastimados sin importar el riesgo para su integridad física, etcétera.

Si el entrenador por el contrario, tiene como objetivo – en primer medida – el desarrollo integral de sus jugadores, entonces su filosofía – y en consecuencia sus actos – serán otros; regirá el juego limpio y los jugadores serán lo más valioso e importante en el universo del deporte.

En las sociedades como la nuestra, donde se le presta suma atención y se le da tanto valor al triunfo, es difícil apartarse de la filosofía de ganar. Por ello, el cuidado que debe tenerse para no equivocar el camino correcto.

La filosofía del juego limpio apunta formar atletas íntegros. Es decir honestos, respetuosos, con autocontrol.

El respeto engloba un concepto amplio. Es respeto por uno mismo, por los demás, por las leyes y reglas del juego, por el equipamiento y por las instalaciones.

Se debe educar y concientizar a los jugadores sobre el valor y la importancia de respetar las normas del juego.

El concepto de juego limpio si bien se vuelca al deporte, tiene incidencia en la vida misma y genera un efecto contagio para los demás espectros de la vida.

La filosofía que volcamos al deporte no es otra que nuestra filosofía de vida, porque, a decir verdad, una filosofía de entrenamiento ha de estar fomentada y edificada en una filosofía de vida.

Por lo descripto, el entrenador en el ejercicio de su cargo, trasluce y deja entrever no solo sus conocimientos del juego, sino también su particular forma de ser, de pensar y de actuar.

» por Sebastián E. Perasso - rugbydidactico@hotmail.com

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