Impredecibles

miércoles, 13 de noviembre de 2013 Dejá un comentario

La Columna de Sebastián Perasso: Impredecibles.Sebastián Perasso analiza la presentación de Los Pumas frente a Inglaterra e indicó que para un team no debe haber nada más movilizante y generador de energía que una renovación en la conducción del plantel.

En los últimos tiempos poder precisar con cierto grado de eficacia la performance del conjunto argentino se ha transformado en una empresa absolutamente incierta.

Cada actuación de Los Pumas navega hasta el final con enormes dosis de incertidumbre.

Por otra parte, es difícil encasillar actuaciones cuando un equipo muestra caras tan distintas, incluso durante un mismo partido.

Lo que sí es cierto es que cuando algunas facetas del juego se recomponen, otras se destartalan a toda velocidad.

En ese contexto, la victoria de Inglaterra frente a Los Pumas por 31 a 12 en Twickenham confirmó las presunciones que a priori podía entregar el equipo. Un primer tiempo flojo y un segundo periodo más acorde a su esencia y a su propia historia.

Posiblemente coincidamos. Para un team no debe haber nada más movilizante y generador de energía que una renovación en la conducción del plantel.

Todo cambio de coach renueva energías, genera ilusiones y enciende sueños y desafíos. Con un nuevo entrenador crecen las expectativas y se respira un optimismo mucho mayor. El optimismo que nace de cualquier desafío nuevo que se aborda.

Dentro de ese marco, cuesta entender que un nuevo proceso se inicie de manera tan chata, con un primer tiempo empecinado en entregar respuestas tan bajas. Tres tries y 24 puntos en contra en esa primera etapa son difíciles de digerir para cualquier equipo que tiene el valor agregado de energizarse con nuevos aires en la conducción.

La respuesta de Los Pumas en la segunda etapa tampoco se puede encuadrar dentro de un contexto lógico. Cuando el equipo tenía los justificativos para mostrar fisuras anímicas y desgaste físico otra vez eludió la lógica y brindó respuestas satisfactorias dentro del campo de juego.

En aquella segunda etapa, Los Pumas jugaron otro encuentro durante el mismo partido. El dominio de la posesión y el territorial cambio radicalmente de dueño. Los Pumas tuvieron el dominio de la pelota (66% a 43%) y no dejaron que el equipo ingles generara peligro alguno.

El equipo argentino estuve firme y no paso sobresaltos en defensa. Sobre el final, esa sensación de invulnerabilidad que mostraron Los Pumas se desvaneció en el momento menos pensado. A falta de 3 minutos para terminar el match, y en la única acción de peligro en el segundo tiempo, Ben Morgan quebró un par de marcas y apoyó en soledad debajo de los palos.

Aquí también una muestra más de los cambios bruscos en la performance del equipo.

Con los vaivenes y matices lógicos de cualquier equipo en formación, Los Pumas deben ser un equipo reconocible en cualquier circunstancia. Esa deuda, mas allá de triunfos o derrotas, constituye la primera cuenta pendiente que el equipo necesita saldar.

Por Sebastián Perasso para Norte Rugby.

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