Lo que el Mundial dejará en el país del rugby
Conocé el negocio que significa volver a organizar una Copa del Mundo en Nueva Zelanda.
En sus siete disputas, la Copa del Mundo de rugby (RWC) ha viajado apenas a Europa, Sudáfrica y Oceanía. Y esta segunda escala en Nueva Zelanda, después de la de 1987, seguramente será la última aquí en mucho tiempo. El International Rugby Board (IRB) fue elegante al decir que volver a la tierra de los All Blacks significaba retornar a las raíces, pero sabe mejor que nadie que aquí el negocio no arrojará el éxito que representó Francia cuatro años atrás. Por eso, en 2015 la RWC irá a la poderosa Inglaterra por segunda vez y en 2019 explorará un nuevo mercado: Japón.
Algunos números para entender el cuadro de situación. El 95 por ciento de los fondos del IRB proviene de lo que deja cada Mundial. La primera realización en Nueva Zelanda tuvo una concurrencia a los estadios de 600.000 personas. En 2007, esa cifra trepó a 2.240.000, y se calcula que ahora se reducirá a 1.200.000. O sea, ese crecimiento sostenido se detuvo en el nuevo viaje a un país que si bien tiene una extraordinaria cultura rugbística y una alta calidad de vida no ofrece, sobre todo por su lejanía de los grandes centros, un mercado económico como los que se pueden encontrar en otros lugares.
De todos modos, en los últimos meses los números mejoraron notablemente, tanto para el IRB como para el comité organizador, del cual forma parte el gobierno neozelandés. Vale recordar que la decisión de jugar la Copa del Mundo aquí trajo al principio una fuerte polémica interna, más allá de la pasión que existe por el rugby. Por un lado se cuestionaban políticamente las inversiones millonarias para un torneo que dejará pérdidas, y por el otro se argumentaba que el crecimiento global del rugby iba a generar un impacto positivo futuro para Nueva Zelanda, sobre todo en su imagen en el exterior.
La posición oficial tomó razones favorables con el tiempo, ya que ahora se calcula que habrá un impacto directo de unos 720.000.000 de dólares en el PBI del país y un beneficio futuro de alrededor de 1.200.000. Y en cuanto a venta de entradas, ya se recaudaron 246.000.000 de dólares (77.000.000 en los últimos cien días) de los 268.000.000 que están previstos si se vende la totalidad de los boletos.
Considerando que el Mundial de rugby es el tercer acontecimiento deportivo en magnitud, después del de fútbol y de los Juegos Olímpicos, y que en esta ocasión alcanzará a ser televisado a 200 países, Nueva Zelanda tendrá la posibilidad de mostrar sus bondades por encima de las adversidades de su ubicación en el planeta y de las características de su clima. Se trata de un país poco poblado (4.400.000 habitantes, una décima parte del número de ovejas que posee), pero hermoso en sus paisajes y poblado por gente amable y dispuesta siempre a que el visitante se sienta cómodo. Y, claro, dotado de una cultura rugbística comparable quizá solamente con la de Gales. Aquí también valen otros números: hay 140.000 jugadores. Más, por ejemplo, que los habitantes de Dunedin, la ciudad donde Los Pumas aguardan su debut.
» Fuente: Cancha Llena
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