En una pierna y con su ojo izquierdo casi cerrado, así terminó jugando Juan Leguizamón en el triunfo frente a Escocia. "Sufrí mucho", reconoció.

"Sufrí, sufrí mucho". Así arranca Juan Manuel Leguizamón el mano a mano con Scrum luego de la batalla de Wellington. Y se nota que el tercera línea dice la verdad. Porque si bien uno no puede ver lo estrujado de su estómago por lo apretado de la definición frente a Escocia -triunfo 13-12 sobre el final-, sí se lo observa maltrecho físicamente. Rengueando, con un ojo en compota y con claros signos de agotamiento. Una joyita. "Prácticamente jugué casi todo el partido en una pata porque me comí un golpe en el tobillo izquierdo y se me torció. Además, después me golpeé la cabeza y, para colmo de males, se me cerró el ojo izquierdo. La verdad es que casi no veía nada", continúa contando Legui, quien, estoicamente, se bancó sin chistar los 80 minutos de acción.

-¿Por qué no pediste el cambio?
-Porque cuando uno está ahí adentro, viendo a tus compañeros matarse a tackles, sacás fuerzas de donde no tenés para no bajar los brazos; es como que te fortalecés. Además, ya había salido Corcho (Juan Fernández Lobbe) y no quería complicar más las cosas.

-Por tu estado físico, ¿no tuviste miedo de fallarle a tus compañeros?
-Sí, porque la realidad es que no estaba al 100%. Pero por suerte pude dejar todo para intentar que nadie se diera cuenta de cómo me sentía. Por momentos pude y por momentos no; son circunstancias del partido. En resumen, ganamos y yo no puedo más de la alegría. Todavía no lo puedo creer.

El panorama para los Pumas pintaba gris oscuro -oscurísimo- hasta que Lucas González Amorosino, cuando sólo faltaban cinco minutos para el cierre, hizo magia y apoyó un try de cuento de hadas. "Fue un desahogo tremendo, porque la verdad es que, varias veces, se me cruzó por la cabeza que se nos escapaba. Pero era como un sentimiento dividido, porque en el fondo sabía que si seguíamos metiendo se nos iba a dar. Y se nos dio. Por suerte se nos dio".

» Fuente: scrum.com